AL BORDE DEL ABISMO

¿Qué pensarán los hermanos de los jóvenes asesinados en Ciudad Juárez?, ¿y sus padres?, ¿qué futuro les espera en un país donde las autoridades juegan a los soldaditos contra una banda de desalmados bien armados y que gobiernan ya (en cierta manera) buena parte del territorio nacional?

¿Dónde está la policía?, ¿dónde el ejército?, ¿dónde las autoridades estatales?, ¿dónde las nacionales?, ¿quién ampara a la sociedad civil mexicana?

El peor futuro de México sería la 'desidia de la población civil' que, al no confiar en sus autoridades, dejen de lado el ejercicio democrático de la política y la participación porque, si eso pasa, México corre el riesgo de ser un Estado fallido que quedará en manos de criminales y bandas asesinas (aunque en cierta manera, llevamos años en manos de déspotas políticos de cuarta) y entonces sí, nuestros niños no tendrán futuro, no podrán salir por sus escasos medios del barrio, de la chabola, de la vecindad y quedarán absorbidos por ese ambiente derrotista, tremendo y cruel que es el que empieza preocupantemente, a ser 'el normal' en toda la República Mexicana.

Todo esto pasa mientras los políticos calientan sus curules maquinando antinaturales acuerdos post-electorales; los obispos se horrorizan por las bodas entre homosexuales del D.F. y no se preocupan ni ocupan de sus fieles y su realidad agónica; la izquierda se divide y subdivide en líos pendejos que no en debates ideológicos de fondo.

¿Cuál es el futuro de México en este panorama moderno? El único posible es que la SOCIEDAD CIVIL tomé el mando de la situación, hemos sido testigos durante décadas que los políticos en México son mediocres e insensibles. Nos queda la voz, la protesta, la propuesta, la palabra, el grito, el encabronamiento. Ya no queremos más LUTOS y LAMENTOS... porque tal como se leían las pancartas colocadas junto a las velas y los retratos de los fallecidos: "Hasta que descubramos quién es el responsable, usted es el asesino señor presidente".

Pero como siempre, esta solo es la opinión de quien escribe.

Dr. en Arq. Humberto González Ortiz

Barcelona a 3 de febrero de 2010