EN
EL PARQUE
“...
a mi madre...”
En lo alto de aquel edificio
el sol se entromete cálido
por entre el ventanal
y seca vorazmente la manta
roja que cuelga desvergonzada su humedad huída
Los niños juegan felizmente
confundiendo sus acentos y
sus razas
Roberto me mira mientras
escribo y en mi cuaderno pide que le dibuje un coche
Aquella negra voluptuosa se
ha levantado de su silla
y su portugués gentil y
dulce
se mezcla con los chinitos
bien peinados de su hija que se ríe
La tarde se despereza de su
siesta
y se estira tranquila
con ganas de ver si nos
alumbra su luz hasta las nueve y media de la noche
Los caballitos de madera
aguardan firmes la embestida
y suspiran tranquilos al ver
que los niños juegan en la tierra distraídos
La pared de ladrillos viejos
redescubiertos hace poco,
hacen guardia
delimitando lo ilimitado de
los juegos de la infancia
Las palmeras trasmutadas a
ese patio
ni se mueven, ni respiran
pasando así desapercibido su
inmigrante origen de oasis del desierto
Y las hojas de mi cuaderno
se me acaban
y aquellas abuelas
rejuvenecen tranquilamente
mientras envejecen ayudando
al crecimiento de sus nietos /que
rien/
/que suben/
/que sueñan/
/y que me miran extrañados/
/mientras escribo estos versos/
en el parque
Humberto
González Ortiz©2003
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