Para aquel Barack Obama adolescente, las palabras que acababa de escuchar fueron "como una patada en el estómago". Se sintió herido en la identidad negra que estaba asumiendo. Descubrió que los prejuicios raciales anidaban en su propia familia, en su adorada abuela. El aspirante presidencial estadounidense explica el episodio en su denso libro autobiográfico, Dreams of my father (Sueños de mi padre), publicado en 1995.
La abuela de Obama, Madelyn Dunham, de 84 años, ha sido noticia a raíz del importante discurso de su nieto, el pasado 18 de marzo en Filadelfia. El candidato demócrata hubo de justificar su pertenencia a una iglesia afroamericana de Chicago, la Trinity United Church of Christ, cuyo pastor hasta hace unas semanas, Jeremiah Wright, pronunciaba sermones de un tono político radical, incendiario. Obama aprovechó para realizar una profunda reflexión sobre la tensión racial en EE. UU. Dijo que no podía repudiar a Wright, su consejero espiritual, pese a sus inaceptables andanadas, como tampoco podía repudiar a su abuela blanca, que a veces también le hizo sentir mal por sus prejuicios raciales.
Madelyn Dunham, que aún vive en Hawai, ha sido perseguida por la prensa pero se ha negado a conceder entrevistas. Los comentaristas conservadores han atacado con fiereza a Obama por servirse de su anciana abuela para salir de un apuro político. Según ellos, es un despropósito comparar una actitud espontánea de recelo y miedo de una mujer blanca, hace treinta años, con la intencionalidad de un predicador que escoge pronunciar hoy en día unos sermones tan violentos.
¿Cuál fue la "patada en el estómago" que tanto marcó al joven Obama? En Dreams of my father narra que un día su abuela - a quien llama Toot, diminutivo de abuela en la lengua nativa hawaiana- discutía con el abuelo porque quería que éste le acompañase al trabajo en coche. El día anterior, un pedigüeño muy agresivo la había acosado en la parada de autobús. El abuelo no creía que el incidente fuese tan grave. Y entonces le aclaró al nieto la razón última del temor de su esposa: "Otras veces ha habido hombres que la han molestado. ¿Sabes por qué esta vez tiene tanto miedo? Te lo diré. Antes de que tu entrases, me dijo que el tipo era negro". A Barack se le cayó el mundo encima. "Nunca me dieron motivo (los abuelos) para dudar de su amor (…) - escribe-. Pero me di cuenta de que hombres que podían fácilmente haber sido mis hermanos todavía les inspiraban los temores más instintivos".
Dreams of my father,un libro imprescindible para entender a Obama, precisamente porque lo escribió antes de lanzarse a la política, muestra su tozuda búsqueda de una identidad negra, su deseo de interiorizar la experiencia afroamericana. "Estaba intentando convertirme en un hombre negro en América y, más allá de mi apariencia, nadie en mi entorno parecía saber exactamente lo que eso significaba", cuenta sobre su época escolar en Hawai.
No fue extraño, con estos precedentes, que Obama mencionara a su abuela blanca cuando trató de sincerarse sobre su visión del problema racial, sobre el resentimiento de unos y los prejuicios de otros. Puso a su propia familia como ejemplo. En su lucha interna adolescente por descubrir quién era, aquel lance en la casa de sus abuelos tuvo su importancia, al igual que, años después, dejaría huella su primera visita a Kenia, el país de su padre.
Allí, en una remota aldea, todavía vive la otra abuela de Obama, la negra y africana. A ella, de 86 años, sí la han entrevistado varias cadenas de televisión. Les muestra orgullosa las fotos con el nieto, del que elogia que "sabe escuchar". Las dos abuelas aún pueden dar mucho que hablar en esta campaña.
FUENTE: http://www.lavanguardia.es/lv24h/20080327/53448619621.html
La abuela de Obama, Madelyn Dunham, de 84 años, ha sido noticia a raíz del importante discurso de su nieto, el pasado 18 de marzo en Filadelfia. El candidato demócrata hubo de justificar su pertenencia a una iglesia afroamericana de Chicago, la Trinity United Church of Christ, cuyo pastor hasta hace unas semanas, Jeremiah Wright, pronunciaba sermones de un tono político radical, incendiario. Obama aprovechó para realizar una profunda reflexión sobre la tensión racial en EE. UU. Dijo que no podía repudiar a Wright, su consejero espiritual, pese a sus inaceptables andanadas, como tampoco podía repudiar a su abuela blanca, que a veces también le hizo sentir mal por sus prejuicios raciales.
Madelyn Dunham, que aún vive en Hawai, ha sido perseguida por la prensa pero se ha negado a conceder entrevistas. Los comentaristas conservadores han atacado con fiereza a Obama por servirse de su anciana abuela para salir de un apuro político. Según ellos, es un despropósito comparar una actitud espontánea de recelo y miedo de una mujer blanca, hace treinta años, con la intencionalidad de un predicador que escoge pronunciar hoy en día unos sermones tan violentos.
¿Cuál fue la "patada en el estómago" que tanto marcó al joven Obama? En Dreams of my father narra que un día su abuela - a quien llama Toot, diminutivo de abuela en la lengua nativa hawaiana- discutía con el abuelo porque quería que éste le acompañase al trabajo en coche. El día anterior, un pedigüeño muy agresivo la había acosado en la parada de autobús. El abuelo no creía que el incidente fuese tan grave. Y entonces le aclaró al nieto la razón última del temor de su esposa: "Otras veces ha habido hombres que la han molestado. ¿Sabes por qué esta vez tiene tanto miedo? Te lo diré. Antes de que tu entrases, me dijo que el tipo era negro". A Barack se le cayó el mundo encima. "Nunca me dieron motivo (los abuelos) para dudar de su amor (…) - escribe-. Pero me di cuenta de que hombres que podían fácilmente haber sido mis hermanos todavía les inspiraban los temores más instintivos".
Dreams of my father,un libro imprescindible para entender a Obama, precisamente porque lo escribió antes de lanzarse a la política, muestra su tozuda búsqueda de una identidad negra, su deseo de interiorizar la experiencia afroamericana. "Estaba intentando convertirme en un hombre negro en América y, más allá de mi apariencia, nadie en mi entorno parecía saber exactamente lo que eso significaba", cuenta sobre su época escolar en Hawai.
No fue extraño, con estos precedentes, que Obama mencionara a su abuela blanca cuando trató de sincerarse sobre su visión del problema racial, sobre el resentimiento de unos y los prejuicios de otros. Puso a su propia familia como ejemplo. En su lucha interna adolescente por descubrir quién era, aquel lance en la casa de sus abuelos tuvo su importancia, al igual que, años después, dejaría huella su primera visita a Kenia, el país de su padre.
Allí, en una remota aldea, todavía vive la otra abuela de Obama, la negra y africana. A ella, de 86 años, sí la han entrevistado varias cadenas de televisión. Les muestra orgullosa las fotos con el nieto, del que elogia que "sabe escuchar". Las dos abuelas aún pueden dar mucho que hablar en esta campaña.
FUENTE: http://www.lavanguardia.es/lv24h/20080327/53448619621.html
2 comentarios:
Yo estoy toda contenta con este triunfo. Me parece de un simbolismo tremendo.
Saludos desde Costa Rica.
Volveré.
Julia...
Encantado con tu visita, yo todavia me pienso lo de 'si estoy contento' con esta nominación, para los estadunidesnses creo, es un gran salto en su consolidación como pais multiético, para el resto del mundo, no lo sé, puede que solo sea un directivo más, de las multinacionales... esperemos pues!...
Un abrazo fraterno!
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