Vista de la favela de Vidigal, Río de Janeiro. Brasil
Este 2009 se cumplen veinte años del derribo popular del muro de Berlín, miles de jóvenes, y viejos, y niños, afanosos derribaron el límite a la libertad, al liberalismo, a la vorágine del solo uno, sin contrapeso, sin cárceles, sin campos de concentración, sin vigilantes en cada escuela, cada centro de trabajo, cada compañía de teatro.
El mundo llevo veinte años con un solo rumbo de la historia, el capitalismo se infiltro por todos lados, la contraparte a un sistema despótico y altanero fracasó, estrepitosamente.
Pero no por eso en Rusia hay ahora más democracia, no por eso los pobres de la tierra han alcanzado los beneficios del liberalismo económico, no por eso la verdadera izquierda progresista ha dejado de denunciar, de proponer, de alentar el cambio hacia el verdadero reparto de los bienes de la Tierra, no por eso debemos decir ahora que Hugo Chávez nos traerá el 'socialismo del siglo XXI' sin propuesta, descafeinado, inquisidor con los contrarios, desalentador para los que piensan, que escriben, que sueñan, que alientan un cambio verdadero y de fondo, y no solo el nombre del país o las estrellas de una bandera.
Pues veinte años después de la caída del muro de Berlín, los muros de la ignominia crecen y crecen a lo largo y ancho del planeta, para tapar, para no ver, para ocultar el fracaso de lo humano, de lo digno, de la libertad, de la propuesta.
Y hoy en Brasil se construirá un muro para tapar (y contener dicen) el crecimiento de las favelas en Río, sin embargo nadie pone muros a la miopía y la torpeza de estos dirigentes mundiales que se niegan en redondo a cumplir con los objetivos del milenio, que se niegan a repartir equitativamente la riqueza también, además de la pobreza, que se niegan a rechazar la impunidad de un sistema que concentra y acrecienta los centros de pobreza y de miseria, y que, por mas muros que construyan, será imposible tapar nada, a menso que algún día la humanidad se decida a cambiar las bases sobre las cuales desarrollamos nuestra vida.
Hace veinte años cayó con ilusión un muro en la vieja Berlín.
Hoy, observamos con estupor, como cientos, miles, millones de muros se construyen y separan, y concentran, y discriminan, y niegan, y acallan, y ocultan lo que hace veinte años, los ciudadanos del centro de Europa tardaron casi 45 años en airar, en sacar a la luz, para enseñarnos cómo NO QUERÍAN QUE FUESE EL MUNDO HOY, veinte años después de la caída del muro de Berlín.
Dr. en Arq. Humberto González Ortiz
Barcelona a 31 de marzo de 2009
El mundo llevo veinte años con un solo rumbo de la historia, el capitalismo se infiltro por todos lados, la contraparte a un sistema despótico y altanero fracasó, estrepitosamente.
Pero no por eso en Rusia hay ahora más democracia, no por eso los pobres de la tierra han alcanzado los beneficios del liberalismo económico, no por eso la verdadera izquierda progresista ha dejado de denunciar, de proponer, de alentar el cambio hacia el verdadero reparto de los bienes de la Tierra, no por eso debemos decir ahora que Hugo Chávez nos traerá el 'socialismo del siglo XXI' sin propuesta, descafeinado, inquisidor con los contrarios, desalentador para los que piensan, que escriben, que sueñan, que alientan un cambio verdadero y de fondo, y no solo el nombre del país o las estrellas de una bandera.
Pues veinte años después de la caída del muro de Berlín, los muros de la ignominia crecen y crecen a lo largo y ancho del planeta, para tapar, para no ver, para ocultar el fracaso de lo humano, de lo digno, de la libertad, de la propuesta.
Y hoy en Brasil se construirá un muro para tapar (y contener dicen) el crecimiento de las favelas en Río, sin embargo nadie pone muros a la miopía y la torpeza de estos dirigentes mundiales que se niegan en redondo a cumplir con los objetivos del milenio, que se niegan a repartir equitativamente la riqueza también, además de la pobreza, que se niegan a rechazar la impunidad de un sistema que concentra y acrecienta los centros de pobreza y de miseria, y que, por mas muros que construyan, será imposible tapar nada, a menso que algún día la humanidad se decida a cambiar las bases sobre las cuales desarrollamos nuestra vida.
Hace veinte años cayó con ilusión un muro en la vieja Berlín.
Hoy, observamos con estupor, como cientos, miles, millones de muros se construyen y separan, y concentran, y discriminan, y niegan, y acallan, y ocultan lo que hace veinte años, los ciudadanos del centro de Europa tardaron casi 45 años en airar, en sacar a la luz, para enseñarnos cómo NO QUERÍAN QUE FUESE EL MUNDO HOY, veinte años después de la caída del muro de Berlín.
Dr. en Arq. Humberto González Ortiz
Barcelona a 31 de marzo de 2009
2 comentarios:
Poco más que decir , Humberto, ya tal como lo has dicho no puede estar más clarito...Los Muros solo separan, dividen,discriminan, ocultan la verdad, la realidad,...pero las realidades que nos averguenzan no se pueden tapar por muchos muros que construyan. Un Abrazo y BESOS.
así es , y todo ello demuestra que hay otros muros que son mucho más sólidos que los de ladrillo y desde luego mucho más ´difíles de derribar ...Es más, los muros de piedra y arena...aunque pajezcan derribados...sólo es una entelequía ,..un efecto visual...siguen en el sitio que estaban y en otros donde han ido surgiendo...
Y para mi estos nuevos muros de sin razones...son más peligrosos que los otros...
un beso
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