lunes, 14 de enero de 2008

¿PORQUÉ RETIRO A 'W RADIO' DE MIS RECOMENDACIONES EN LA RED?

Querid@s amig@s...

Cómo saben, llevo tiempo redireccionando 'w radio' (México) en el lateral derecho de mi blog.

Después de criterios persoanles contrarios a la censura ejercida por este medio de información, a personas que allí trabajaban con celeridad, coherencia y profesionalismo, he decidido sacarla de 'mis recomendados'.

Yo nada tengo que ver con w radio, pero aún a pesar de pertenecer a Televisa, consideraba que estaban haciendo una radio rigurosa e imprescindible, para este México corrupto, chapucero, racista y muy mal repartido.

Llevo meses siguiendo desde esta Barcelona el espacio de Martha Debayle, que a pesar de todo, lo considero un espacio que 'abre' el panorama radiofónico en México, hecho por una mujer que piensa, y que ejerce libremente su manera de pensar a través de las ondas, otro espacio que seguía, era el weso, con Enrique Hernández en su dirección, me sobrepuse a la salida de Christian Ahumada y Salvador García Soto, que al igual que Carmen Aristegui, querían coartarles su libertad de informar, quisieron desaparecen al 'duende preguntón' por incómodo, por decir verdades como puños, por decir en alto y con sarcasmo, el encabronamiento que la clase política, produce en millones de mexicanos honestos que sí creemos en México, pero que NO QUEREMOS a los políticos rateros y chapuceros.

Por todo esto saco a w radio de mis recomendaciones a mis amig@s blogueros, sé bien que cada quien es libre de hacer lo que quiera, ¡faltaría más!, pero para ser coherente conmigo mismo, dejo aquí constancia de mi desacuerdo con los dirigentes de w radio, lástima que allí dentro queden miles de buenos profesionales que valen la pena, y mas de uno que traiciona su coherencia... 'por dinero'...

¡... Cada quién con su consciencia...!

Un abrazo fraterno a los coherentes, desde este blog que también, quiere serlo... ¡ojala lo logremos!

Dr. en Arq. Humberto González Ortiz
En Barcelona a 14 de enero de 2007


Dejo aquí una carta abierta del 'Duende preguntón' aparecida en el periódico mexicano El Universal, del pasado día 11 de diciembre de 2007... Que cada cual saque sus propias conclusiones...



La verdadera historia del “Weso” roto (http://www.eluniversal.com.mx/columnas/68910.html)

Ay, pajarracos, nunca pensé que tuviera que contarles esta historia. Hoy no voy a hablarles de políticos transas ni de sus sucias maniobras. Voy a hablarles de otras maniobras no menos sucias que las de los políticos y quizás igual de arteras, porque traicionan la confianza e intentan pisotear la dignidad.

Se enteraron ustedes que me fui de El Weso, ese maravilloso programa de radio donde salté a la fama después de 600 años de vagar por el mundo, de presenciar los más increíbles pasajes de la historia, y de conocer a los personajes más disímbolos de distintas épocas con los que he tenido que tratar.

Pues bien, mis queridos pajaritos, pocas veces me tocó presenciar pasajes tan turbios como el que acabo de vivir.

A ustedes les consta que durante dos años trabajé en W Radio con toda mi pasión, mi entrega, y con todas las ganas de darle voz a la gente. De pronto, sin mediar razón lógica ni profesional, un directivo de la empresa decidió que mi participación en ese espacio debía cortarse. Me pidieron que abandonara yo mi esencia, que renunciara a mi integridad y a la mente con la que todas las tardes denunciaba para ustedes suciedades y trapacerías de los políticos.

Cuando me dijeron que si estaba dispuesto a traicionar al señor periodista, al que por envidias e intereses mezquinos habían decidido cortar de El Weso, intentaron comprarme con dinero. ¡Ah!, el viejo truco del dinero, pajaritos. “Renuncia a tu esencia; traiciónate a ti mismo y acepta el dinero”, me dijeron. Para decirlo claro: me pidieron traicionar a mi compañero, traicionarlos a ustedes y traicionarme a mí mismo. Todo por dinero.

Tengo que confesarles, pajarracos, que en algún momento me tentó la idea de cambiar mi esencia para satisfacer los apetitos de protagonismo que se escondían tras el dinero. Pero estos pobres ingenuos no sabían con quién trataban.

¿Qué pensaron?, ¿qué con mi experiencia de 600 años me iban a deslumbrar con unos cuantos pesos? ¡No, pajaritos!, no sólo no quise ser parte de la traición, sino que además me opuse a lo que consideré una injusticia. Porque, ¿saben qué?, la decisión que habían tomado los directivos de partirme en dos, no era porque hubiera yo cometido error o hubiera faltado a mi profesionalismo, ni siquiera porque, como dijo un conductor que me comparó con los futbolistas, quisiera yo “ganar más lana”.

La verdad, pajaritos, es que la decisión de la que me pedían ser parte no obedecía a criterios profesionales. Por alguna razón, que aún no entiendo, la empresa había decidido privilegiar a quienes con total falta de profesionalismo, antepusieron sus pasiones personales al trabajo en equipo.

Por eso me fui de El Weso, pajarillos. Me duele despedirme de los amigos leales que deje ahí, aunque no de los traidores. Y, ¿saben qué?, no estoy muerto, como también dijeron por allá. Aunque ellos quisieran matarme; hoy, mis queridos pajarracos, desde aquí les digo que estoy más vivo que nunca. Que hay Duende para rato y que no van a poder callarme.

Voy a seguir haciendo mis denuncias, mis preguntas incómodas, molestando al señor periodista para exhibir las incongruencias de nuestros malos políticos, para decir lo que muchos de ustedes quieren gritar en este país de injusticias, de pobreza y de impunidades rampantes, que ofenden y lastiman, sobre todo cuando las avalan los ministros, que debieran darnos justicia.

No soy un mercenario, pajaritos, para abandonar un espacio que yo quería tanto por dinero, como han querido ensuciarme. Esta es mi verdad sobre el rompimiento con El Weso. Lo demás, pajarracos, son falsedades y calumnias.

Es la única y última vez que hablaré de este tema. Les ofrezco disculpas por usar este espacio para defenderme de los ataques injustos que lanzaron contra mí. Para mí, pajaritos, es historia cerrada. Como diría el cinicazo de Echeverría, ¡arriba y adelante! Pronto me volverán a escuchar con mi voz enigmática y mis preguntas incómodas.

Y aquí, en esta casa editorial que me abrió las puertas y me ha dado su apoyo, seguiremos leyéndonos.

Me despido con una frase que les dedico a todos ustedes: “Los héroes son recordados; las leyendas nunca mueren” ¡Regresaré! Ja, ja, ja, ja, ja.


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