“… a los que seguimos aferrándonos al niño que todos llevamos dentro…”
Como todo el mundo, supongo,
afianzaba mi ilusión de niño de los 70’s
contando el tiempo que faltaba
para llegar al año 2.000
Me imaginaba igual, pero mas grande
cuando uno es niño
la imaginación nos desborda, es cierto
pero tiene sus propias limitaciones
Seguramente por eso
no me imagino ahora en el año 3.000
entre otras cosas, porque el tiempo
también juega su papel y nos destroza el tinglado
Y, a menos que hagamos una revolución
contra el dictador tiempo
deberemos conformarnos con imaginar
que alguna vez el mundo se alcanzará a sí mismo
Riéndose del tiempo
riéndonos de esta impotencia inhumana
con la que finiquitamos el siglo XX
Nosotros que en los 70’s imaginábamos que en el 2.000
seguiríamos siendo los niños /que soñaban con ser/
los niños eternos del 2000
POEMA PROPIEDAD DE Humberto González Ortiz (1999)
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