martes, 1 de abril de 2008

ACERCA DEL PREMIO PRITZKER A JEAN NOUVEL


¿Y esta arquitectura que se nos plantea como buena o idónea?, ¿la debemos estudiar y analizar, comprender y aceptar sin más? Sí esta arquitectura únicamente responde al hito, a la referencia, a la espectacularidad, corresponde solo a las ‘necesidades’ de los consorcios (privados o públicos) que la promueven, pero no responde eficientemente a la necesidad sentida del usuario-cliente, que es quien, finalmente la vive, la usa, o la padece.

Últimamente los arquitectos contribuyen ‘a difundir’ ciudades, allá donde exista un Jean Nouvel, o un Calatrava, o un Ghery, o na Hadid, la plusvalía de lo ‘chic’ y lo ‘in’ está garantizada. Una ciudad moderna ‘que se aprecie’ debe contar con uno o dos ‘famosos’ arquitectos para que, con ‘sus’ obras, reaviven, regeneren como un ave fénix, aquella ciudad, aquel país, aquel gobernante, o aquel consorcio multinacional de empresas, y claro, no importa del enorme coste social de aquella obra (¿recuerdan ahora que en Valencia le han puesto una querella a Calatrava, o a Ghery en el MIT de Boston?), no, lo importante serán los miles (o millones de dólares) que dejaran los turistas que curiosos, irán a verificar ‘in situ’, las maravillas de la globalización arquitectónica.

Y en esta obscena manía por renovar (¿?) el futuro de nuestras ciudades, es lícito gastar las sumas estratosféricas que cuestan los nuevos edificios, porque, la ciudad (y sus ciudadanos) que no puedan pagarlo qué, no tienen derecho a un urbanismo democrático, a una arquitecturización ‘de renombre’ en algunos callejones de sus calles, pues eso parece, si no tienes a algún famoso entre tu tejido urbano, lo sentimos, no sales en la foto de este marketing ‘cool’ de los arquitectos de vanguardia.

Por ello este boom de los premios Pritzker modernos de arquitectura no me gustan, ¿por qué debemos los investigadores de arquitectura callarnos y aplaudir a mansalva este stablishment mundial arquitectónico?.

La arquitectura de hoy debe cumplir con su función social y primaria de resolver problemas reales, debe comprometerse con la modernidad (tan mentada durante la segunda mitad del s.XX), debe poner los pies en la tierra y dejarse de dogmas, premios y teorías que ensalzan ‘el ALTER ego’ de, los ya bastante egocentristas, arquitectos.

Los arquitectos hemos de reorientarnos, y adecuar nuestro oficio a la realidad de pobreza planetaria y reducir drásticamente los recursos y la energía que se emplean en la construcción de la arquitectura actual.

Porque mientras ‘el otro mundo pobre’ exista, seguiré diciendo que esta arquitectura, este urbanismo y esta moda edificatoria únicamente se alinean con el orden impuesto (que no escogido) donde manda el dinero, el marketing y la imagen, pero no la necesidad y la búsqueda de soluciones los problemas del mundo de hoy, que cierto es, que no los empezamos los arquitectos, pero visto lo visto, los arquitectos cumplen certeramente su papel en este juego de dudosa moral democrática y ética.

Investigación y Difusión
Dr. en Arq. Humberto González Ortiz

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